Redes Sociales: aliados o enemigos en su impacto social sobre la salud

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Érika García, Social Media; y Francisco J. García Pascual, Socio Director. Comunicación y Punto (Comdotcom).

Redes Sociales: aliados o enemigos en su impacto social sobre la salud

06/5/2019
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Internet ha cambiado el modo en el que interactuamos y las redes sociales son, a día de hoy, su piedra angular. En términos de salud, las redes sociales tienen un papel fundamental, aunque también pueden ser un arma de doble filo si la información vertida en ellas no se trata con la trascendencia y la responsabilidad necesaria.

Las redes sociales se han convertido en un elemento fundamental dentro de la sociedad hoy en día, tanto a nivel comunicativo, como a nivel de información en todos los campos.

Partiendo de la base de que casi 3 mil millones de personas en todo el mundo utiliza al menos una red social, es evidente que su importancia como canal informativo es clave en diferentes ámbitos.

Uno de ellos es la salud. Datos basados en investigaciones recientes, señalan que casi el 90% de los usuarios de redes sociales las han utilizado en algún momento para buscar información relativa a la salud y compartirla con otros usuarios.

Los datos de estas investigaciones también arrojan otra información importante: el 77% de los pacientes realizan búsquedas en Internet antes de solicitar una consulta, y un 41% de los encuestados, asegura que las redes sociales influyen en ellos a la hora de solicitar un servicio médico.

Barajando estos datos, ¿cómo están influyendo socialmente las redes en el marco de la salud y el estado de bienestar?

Responsabilidad, concienciación y visibilidad
Establezcamos algunos razonamientos y premisas:

Si algo caracteriza a las redes sociales es su capacidad de viralizar contenido, de hacer éste corra como la pólvora, algo que en ocasiones puede ser peligroso, si hablamos por ejemplo de información falsa (las temidas fake news que son quizás el mayor problema en la era de Internet).

Pero esta misma característica también puede ser muy positiva si lo que brota de ella es información verídica y favorable para la salud de las personas. Campañas exitosas como la de sinAzucar.org, que consiguió hacer conciencia del alto contenido de azúcar presente en los productos procesados, es clara prueba de ello.

Exactamente lo mismo sucede con las asociaciones de pacientes, donde las redes actúan como cohesivo, referente informativo e incluso soporte anímico para pacientes y familiares. Haciendo especial hincapié en el caso de las enfermedades raras, las redes sociales representan para estos colectivos una excelente oportunidad de unirse para dar visibilidad, compartir experiencias y opiniones y, sobre todo, sensibilizar al resto de usuarios.

Iniciativas como, FFPaciente, son ejemplo del modo en que las redes sociales son un arma excelente de difusión y apoyo para los pacientes. Según explicó su presidente y fundador, el enfermero Pedro Soriano, en el Primer Congreso de Pacientes Blogueros celebrado el pasado verano: “Internet favorece el apoyo y el encuentro entre pacientes, y mejora el autocuidado y la adherencia: hace mejor al paciente activo y en conclusión, las redes sociales motivan al paciente a cuidarse mejor”.

Si reflexionamos sobre la trascendencia de lo anteriormente abordado, la principal responsabilidad de que la información originada tenga el valor necesario para considerarse como tal es LA FUENTE.

A este respecto, la fuente se convierte en el origen de “todos los males o todas las virtudes” de estos medios. Igual que la información de salud vertida en internet tiene que ser depurada desde el origen de la información, en las redes relacionadas con la salud la fuente debe ser de máximo prestigio y reconocimiento académico y para ser útil, fiable y veraz.

Es por esto que no se entiende que los máximos responsables del mantenimiento y desarrollo de la salud de nuestra población, y de la investigación y abordaje de vanguardia de las enfermedades no adopten un más agresivo protagonismo tanto en internet como en las redes, dejando espacio a protagonistas innecesarios e inexpertos, cuando no peligrosos.

El uso de los profesionales
Las redes sociales brindan también a los profesionales de la salud herramientas para compartir información, debatir políticas de salud, promover comportamientos saludables y educar e interactuar con pacientes u otros profesionales de su campo.

Muchos profesionales sanitarios se unen en comunidades online dentro de las propias redes sociales, donde tienen acceso a contenido sobre investigación y desarrollo y a un feedback constante con otros profesionales, algo que antes de la era de las redes sociales era imposible de plantear. Las redes “generalistas” más utilizadas por los profesionales de la salud son, por este orden: Facebook, Twitter y LinkedIn, siendo esta última una de las redes profesionales de mayor crecimiento entre nuestros médicos.

En el V Congreso de Deontología Médica que tuvo lugar en mayo de 2018, el Dr. Jacinto Bátiz, secretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC, dijo que “puede ser recomendable aprovechar el poder amplificador de las redes sociales para realizar una labor divulgadora, siempre que el uso y la participación conlleven un comportamiento acorde con los principios del profesionalismo médico”.

Actualmente existen diferentes tipos de redes sociales enfocadas a los profesionales sanitarios: las que van de médicos para médicos, de médicos para pacientes, de empresas médicas para médicos, de enfermería, de consejos farmacéuticos…

Según informes recientes, el 60% de los médicos considera que las redes sociales son una excelente vía para brindar una mejor atención médica a los pacientes.

Algunas de las más importantes redes sociales profesionales son:

https://www.docademic.com/
http://www.ippok.com/
https://www.nursicum.com/
http://www.sermo.com/
https://www.pupilum.com/
http://www.esanum.es/

Las redes sociales también tienen un papel importante como herramienta de investigación en el área de la salud pública. Los investigadores las utilizan para rastrear y pronosticar brotes de enfermedades gracias a la información disponible ofrecida públicamente por los usuarios, lo que convierte a estos medios, en una excelente fuente de extracción de datos.

De este modo, las agencias de salud pública y los profesionales pueden actuar mucho más rápido ante un brote inminente de una enfermedad o dirigir campañas de prevención mejor definidas y segmentadas.

Los proveedores de servicios tienen también un aliado en las redes sociales ya que son en su caso una herramienta de marketing y comunicación excelente.

Decíamos unas líneas más arriba, que el 77% de los pacientes realiza búsquedas en Internet antes de solicitar una consulta y un 41% asegura que las redes sociales influyen en ellos a la hora de seleccionar un servicio médico, la elección de hospitales o centros de tratamiento.

Gracias a este canal de entrada, médicos, compañías farmacéuticas, hospitales e incluso aseguradoras médicas, aprovechan las redes no solo para vender sus servicios, sino también para proporcionar información verídica y contrastada, casos clínicos reales, atención al cliente y ofrecer asesoramiento sanitario.

Este tipo de interlocutores puede crear contenido de calidad que haya sido contrastado por profesionales y que indudablemente, haga un bien social a la salud de los usuarios, aunque, eso no significa que no haya también un lado negativo en todo esto.

Desafortunadamente tienen que competir con quizás el mayor problema que deriva de este mundo interconectado: la denominada infoxicación (exceso de información) que deriva en el flujo continuado de información falsa.

Los riesgos del exceso y la desinformación
Quizás los dos grupos de edad más afectados por este punto sean los más jóvenes y los más mayores. Si bien la gente joven está bastante enfocada en llevar unos hábitos saludables debido al bombardeo constante de este modo de vida en las redes sociales, las estadísticas señalan que en 2017, el 93% de los jóvenes de entre 14 y 20 años a nivel mundial, no realizó ningún tipo de revisiones médicas generales de manera periódica.

¿Qué hacen los jóvenes en lugar de ir al médico? Buscar asesoramiento a través de las redes sociales, pero no con profesionales, sino con otros miembros de la comunidad que puedan estar experimentando sus mismas preocupaciones relacionadas con la salud. Buscan en otros usuarios consejos y soluciones a sus problemas de salud, en lugar de acudir al médico.

En el caso opuesto se encuentran los usuarios de edades más avanzadas, un público mucho más vulnerable ante la temida desinformación, tan peligrosa cuando hablamos de temas sensibles como el de la salud.

Y es que, si bien las redes sociales pueden ser una fuente de información tremendamente valiosa, ¿toda la información que se vierte en ellas está actualizada y es precisa? ¿Pueden los usuarios discernir si la información es verdadera o falsa? Este punto es bastante preocupante.

Según un estudio realizado por The Independent en 2016, de las 20 publicaciones más compartidas en Facebook durante ese año que hacían referencia al cáncer, más de la mitad contenía información había sido refutada previamente por profesionales de la salud.

Este punto es quizás el más controvertido ya que son las propias redes sociales las que tienen que canalizar el contenido que se comparte en ellas, para evitar la propagación de contenido fraudulento, que pueda desembocar en alerta social y peligros para la salud pública.

Fuentes de prestigio y buena praxis: las claves
Hemos visto cómo las redes sociales influyen de manera positiva en la salud a nivel social, tanto para los pacientes como los profesionales sanitarios.

Un buen uso por parte de éstas puede favorecer el estudio, la prevención y el desarrollo de tecnologías contra las enfermedades. Puede ser clave para favorecer un estilo de vida saludable y alertar de los peligros de algunas conductas.

También brinda apoyo a pacientes y abre un escenario de visibilidad a muchas enfermedades, que hasta hace poco eran unas desconocidas para la mayoría de la sociedad.

Si bien existen preocupaciones sobre aspectos como la privacidad de los usuarios o la diseminación de información falsa, las redes sociales son una herramienta de influencia y educación extraordinaria, que con una buena gestión por parte de las compañías que están detrás de ellas -aquí hay aún mucho margen de mejora-, puede continuar brindando un impacto positivo en la salud y el estado de bienestar.

Dentro de la buena praxis está el hecho de que las redes sean protagonizadas, en origen, por profesionales de este tipo de “comunicación transmedial” con el aval y asesoría de los profesionales sanitarios correspondientes. La figura del Comunnity Manager, externo o in terno, adquiere una responsabilidad enorme y debe tener una capacitación acorde con la responsabilidad adquirida; y estamos hablando de salud.

Por último, y como gran clave para que las redes se conviertan en el gran aliado on line de nuestra salud, las sociedades, colegios y agrupaciones médicas, farmacéuticas y de enfermería, los centros sanitarios de referencia y los organismos autonómicos y centrales deben adquirir el protagonismo necesario para lanzar los mensajes, consejos e indicaciones adecuados, precisos y necesarios en redes sociales, el medio de comunicación más cercano, directo y personalizado para nuestra salud.

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