Cuando hablamos del cuidado de salud pública, las farmacias tienen un lugar destacado. Siempre han estado presentes en numerosos campos, como la seguridad alimentaria, la prevención de riesgos, el seguimiento de sus pacientes, etc. Esto las ha llevado a realizar acciones como participar en numerosos programas y estrategias de salud pública, la promoción de la salud y prevención de enfermedades, recomendaciones en hábitos saludables, etc.

En la actual situación, donde prima el cuidado de la salud, las farmacias tienen un papel importante en torno a la educación y prevención sanitaria, siendo tratadas como centros de transmisión de información, educación sanitaria y de primera intervención.

En este contexto, Adefarma, ha querido comprometerse y situar a las farmacias como puntos de cardioprotección a través de la instalación de desfibriladores semiautomáticos. Según los últimos datos publicados por la Fundación Española del Corazón, en España se estima que unas 30.000 defunciones son causadas por paros cardiacos cada año. La tasa de supervivencia se sitúa en un 5%, pero se podría aumentar a un 30% si se practicaran maniobras de RCP y se aplicara un desfibrilador.

Por ello, junto a campañas de concienciación, el farmacéutico/a puede desarrollar un papel fundamental en la implantación de acciones concretas que contribuyan a fomentar la cardioprotección y, por lo tanto, a salvar vidas. Muchos de los asociados de Adefarma han decidido dar el paso y sumarse a esta iniciativa instalando un desfibrilador y así convertirse en puntos de referencia de salud en sus barrios.

A través del acuerdo firmado entre Adefarma y Almas Industries B+SAFE, empresa referente en cardioprotección, se facilita este proceso a todos los asociados, con más información, asesoramiento y ventajas en la compra o renting del servicio de cardioprotección (instalación y mantenimiento). Además de la impartición de formaciones homologadas que capacitan oficialmente en RCP, soporte vital básico, y manejo del desfibrilador.

En definitiva, la salud pública es un bien social y las farmacias debemos participar como profesionales implicados, cuyos amplios conocimientos sanitarios acreditan nuestra capacidad para crear un entorno más saludable y potenciarnos más todavía como centros de salud.